Sabemos que cierto grado de estrés resulta necesario para nuestra salud y rendimiento ya que nos proporciona el impulso inicial imprescindible para conseguir la mayoría de las cosas. Cuando nuestro grado de estrés se encuentra en la denominada \”fase positiva\”, disfrutamos de optimismo, vitalidad, entusiasmo, relaciones humanas adecuadas, creatividad, resistencia a las enfermedades, alta productividad…sin embargo,
Acaban las vacaciones y en breve cuando usted encienda el televisor, su presentador predilecto de informativos estará ahí puntual para recordarle el tópico de estas fechas. Mientras usted esta en su sofá sopesando la jornada, un dedo invisible le señala, posiblemente tenga usted el síndrome vacacional. No en vano un 45% de la población lo padece, según algún estudio elaborado con el mismo rigor que los que se publican sobre las bondades del típico alimento que cae en ventas.