¿Existió la estrella de Belén?

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Cada año, durante la temporada navideña, el relato de la Estrella de Belén cobra vida en festividades, canciones y representaciones. Esta misteriosa estrella, descrita en relatos bíblicos como el símbolo celestial que guió a los magos hacia el lugar de nacimiento de Jesús en Belén, ha suscitado un interés duradero y fascinación en todo el mundo.

Pero, ¿existió realmente esta estrella, o fue un fenómeno celestial, una metáfora o un símbolo religioso? En este artículo, nos sumergimos en el enigma de la Estrella de Belén de la mano de Lola Sandoval, una excelente astróloga que ha investigado en diferentes fuentes,  explorando diversas teorías, evidencias históricas y científicas para desentrañar la verdad detrás de esta icónica narrativa navideña. Desde registros astronómicos antiguos hasta interpretaciones modernas, acompañaremos el camino de esta estrella legendaria y descubriremos qué indicios podrían respaldar su existencia real.

Acompáñanos en este viaje mientras exploramos los distintos ángulos de este enigma celestial que ha intrigado a personas durante siglos y que sigue siendo un punto focal de discusión en la intersección entre la fe, la historia y la ciencia. Allá vamos…

Aproximadamente hace unos 2023 años, un astro guió a los tres Reyes Magos, o mejor dicho, Astrólogos, para llegar al lugar donde estaba naciendo el niño Jesús.

Todavía no se ha definido a ciencia cierta, cuál y cómo fue ese fenómeno que todos conocemos como la Estrella de Belén.

Existen muchos mitos o relatos religiosos que tienen origen en las estrellas. Por ejemplo, en la mitología griega, las Pléyades (que son un grupo de 7 estrellas cercanas entre sí y muy brillantes), fueron las 7 hijas del titán Atlas y la ninfa marina Pleione. Se cuenta que un día, mientras las Pléyades se encontraban en un lago, el cazador Orión se enamoró de ellas perdidamente y comenzó su implacable persecución. Entonces, Zeus, al percatarse de tal cosa, para protegerlas de Orión, las convirtió en palomas, con lo que estas volaron hacia el cielo hasta convertirse en las estrellas que hoy vemos en el firmamento.

Sin embargo, esto no iba a resultar un impedimento para Orión, quien estaba dispuesto a perseguirlas por todo el cosmos. Fue entonces que Zeus, quien no podía permitirlo, decidió enviar un toro para que protegiera a las 7 muchachas del cazador. Por eso vemos en el firmamento a las Pléyades junto a la constelación de Tauro y de Orión.

En la tradición cristiana también hay eventos que podrían tener una explicación astronómica, y quizá el más famoso de ellos sea el recogido por el evangelio de Mateo, en el que se narra la presencia de un astro en el cielo que guio a los Reyes Magos hasta el nacimiento del Salvador: la conocida Estrella de Belén.

Un nacimiento anunciado por una estrella

La fecha exacta del nacimiento de Jesús sigue siendo desconocida, aunque celebremos su 2023 aniversario. Los estudios más actuales al respecto sitúan el nacimiento de Jesús entre el 8 a.C. y el 1 a.C. En la misma Biblia se narra que este hecho se produjo en «una época en que los pastores dormían al raso», revelando que fuera bastante improbable que tuviera lugar durante el mes de diciembre.

Para los astrónomos, la Estrella de Belén ha de hacer referencia a algún fenómeno astronómico acontecido durante estos 7 años y hubo de ser perceptible durante los meses de verano en Oriente Medio.

Una de las primeras opciones barajadas, es que se tratara de un cometa. Sin embargo, según los registros, el cometa más cercano a la fecha del nacimiento de Jesús fue el famoso cometa Halley, el cual, sin embargo, visitó la Tierra en el año 12 a.C. Además, los cometas por aquella época eran considerados señales de mal augurio, por lo que resulta aún más improbable que este fuera contemplado como una señal divina de la llegada a la Tierra del hijo de dios.

Otra de las posibles explicaciones sugiere que la Estrella de Belén pudo ser en realidad una supernova, es decir, la explosión de gran magnitud que acompaña a la muerte de algunas estrellas. Las supernovas, de hecho, son susceptibles de emitir luz durante días e incluso semanas, lo que podría haber dado lugar a la creencia de que una nueva estrella había nacido en el cielo. Sin embargo, los registros vuelven a refutar esta otra hipótesis, ya que la supernova más cercana de la que se tenga información tuvo lugar unos 185 años después del nacimiento de Jesús.

En el siglo XVI, el astrónomo y matemático Johannes Kepler propuso que el evento fue la conjunción entre Júpiter, Saturno y la Luna, el cual supuso que podría haber brillado con tan intensidad en el cielo como para ser considerado la señal que puso en camino a los Reyes de Oriente. Hoy, cálculos mucho más aproximados de la posición de los planetas del sistema solar a los que Kepler no pudo tener acceso, parecen indicar que los gigantes del sistema solar, en realidad, no se aproximaron tanto como para brillar con una intensidad excepcional sobre los demás astros.

La última de las hipótesis barajadas atañe a Sirio, cuya luminosidad a finales de diciembre domina el cielo junto a la Luna. Sirio de hecho, es una estrella con el doble de la masa de nuestro Sol y que supera su brillo hasta 20 veces. Identificable a la izquierda del cinturón de Orión, según algunos astrónomos fue esta estrella, denominada «Sirius» en latín, «aquella que brilla», la que guió a los Reyes de Oriente hacia Belén, algo que parece respaldado por el hecho de que durante siglos, la misma sirvió a los navegantes para orientarse en el hemisferio norte durante la noche.

Autor: Lola Sandoval

Astróloga y musicóloga

www.astrologiaykarma.com

 

 

 

 

 

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