Surcando las aguas esmeraldas del sur de Tailandia, los «Long tail boats» (barcos de cola larga) emergen como guardianes de historias milenarias y susurros de leyendas olvidadas. Estas emblemáticas embarcaciones, conocidas como Ruang Hang Yao, son mucho más que simples medios de transporte: son el alma vibrante de lugares como Krabi y Phuket, donde deslumbran con sus colores vivos y ondeantes cintas de seda que bailan al compás del viento.
Cada barco de cola larga es una obra maestra nacida de la sabiduría ancestral. Sin planos ni diseños trazados, los maestros carpinteros moldean la madera guiados por la intuición y el legado transmitido por generaciones. Su elevada proa y su fondo plano no son meras decisiones estéticas, sino respuestas precisas a las mareas caprichosas y a los laberintos de canales estrechos.
Historia de los «long tail boats»
Pero estos barcos no solo navegan por el agua; también surcan el reino de lo espiritual. Antiguamente, se construían con la resistente madera de merawan, protegida por Nang Ta-Khian, un espíritu femenino guardián. Según la creencia, quien osara utilizar esta madera para otro fin despertaría la ira de la protectora, atrayendo desdicha. Hoy, la presencia de Mae Ya Nang, (la abuela de los barcos), sigue siendo venerada. Los pescadores adornan las proas con cintas de colores y flores frescas, mientras el incienso se eleva en hilos de humo, llevando oraciones a los dioses del mar.
La razón de su nombre es tan sencilla como fascinante. De su popa se extiende una larga vara que sostiene una hélice, recordando la silueta de una cola alargada. Esta ingeniosa estructura, confeccionada con bambú biodegradable y propulsada por motores reciclados de tractores o automóviles, permite a los barcos deslizarse con gracia sobre las olas. No solo son un prodigio de la sostenibilidad, sino también un reflejo del ingenio tailandés, donde tradición e innovación se entrelazan para surcar las aguas entre rocas y corales.
En el corazón de cada embarcación, la proa se convierte en un santuario sagrado. Considerada la cabeza de Buda, se mantiene inviolable, guiando al barco hacia aguas seguras o hacia abundantes zonas de pesca. Antes de zarpar por primera vez, monjes budistas bendicen esta parte del barco, y si la fortuna escasea, rituales solemnes buscan restaurar el equilibrio perdido.
Es por esto por lo que resulta fundamental tratar esta parte de los barcos con el máximo respeto:
- No tocarla con las manos ni los pies.
- No sentarse sobre ella o con las piernas separadas.
- Tener cuidado al tomar fotografías para no ofender creencias.
Los barcos de cola larga también han evolucionado. De los tiempos en que eran ensamblados con clavijas de madera y se impulsaban con velas triangulares, hoy navegan impulsados por motores y reforzados con clavos de acero. Sin embargo, su esencia permanece intacta, como un eco de épocas pasadas que resuena en cada travesía.
Para embarcarte en esta experiencia única, basta con dejar atrás el calzado (salvo, quizás, unas cómodas sandalias) y sentir la arena entre los dedos al adentrarte en aguas poco profundas. Lleva contigo bolsas impermeables para proteger tus recuerdos y evita pisar la sagrada proa. Al deslizarte por las aguas, deja que el rumor del motor y el aroma del mar te envuelvan, y permite que cada ola te susurre antiguos secretos.
Un viaje que trasciende lo físico
Navegar en un long tail boat no es solo un medio para explorar las islas paradisíacas de Tailandia; es un viaje al corazón de una cultura rica en historias y simbolismos. Mientras te adentras en el mar, el susurro del viento y el vaivén del agua te envuelven en una atmósfera de ensueño. Cada ola parece contar una historia, cada destello del sol en el agua revela un fragmento del pasado.
En cada vibrante color, en cada ofrenda ondeando al viento, late un misterio que invita a ser descubierto.
Dato curioso:
En algunas regiones como phi phi, donde hay influencia musulmana por la cercanía con Malasia, estas tradiciones también son respetadas y adaptadas a sus creencias.
En cada viaje, más allá de disfrutar, es importante conectar con las culturas que visitamos y aprender a respetar sus tradiciones.
Tailandia ofrece al visitante cultura, historia, medicinas tradicionales y sus famosos masajes, una exquisita y variada gastronomía, paisajes de ensueño y una gente maravillosa ¿te animas a conocerla?